Por fin paz en el teléfono

Suena el teléfono. Nada inusual. En realidad, debería sonar mucho antes. Por fin (!), piensas, saltas, corres y recoges el receptor. Al otro lado, hay un breve silencio y luego, por desgracia, no te saludan las voces y palabras que esperabas, sino frases como "Enhorabuena, ha ganado esto y lo otro" o "Hola, nos gustaría comprobar su entrada en nuestro sistema...". Molesto, intentas poner fin a la conversación y, tras varios intentos, lo consigues y finalmente cuelgas.

Esto o algo parecido puede sonarnos familiar a cada uno de nosotros.

¿Permitido o no?

Quienes den su consentimiento explícito y formal a todo el truco podrán seguir disfrutando de las llamadas telefónicas diarias con diversas personas. Después de todo, si los datos personales se utilizan para hacer publicidad de productos o servicios diversos a los consumidores por teléfono, se requiere un consentimiento inequívoco de acuerdo con el apartado 2 nº 2 del artículo 7 de la UWG.

Consentimiento efectivo

No todos los consentimientos prometen la ansiada tranquilidad. La redacción es crucial. La finalidad, la entidad que va a ser tratada, las condiciones, el destinatario de los datos y exactamente qué datos se ven afectados deben ser evidentes. En junio, el legislador aprobó la "Ley contra las prácticas empresariales dudosas". Esto significa que los contratos de servicios de lotería sólo podrán celebrarse en forma de texto y que la multa por llamadas publicitarias no autorizadas se ha sextuplicado hasta alcanzar los 300.000 euros.

Trucos y consejos

Como el telemarketing no está prohibido, puede ocurrir de vez en cuando que reciba alguna que otra llamada publicitaria. Puede estar un poco más tranquilo si no hace público su número de teléfono, no lo facilita libremente a terceros, hace uso de su derecho de oposición o bloquea los números de teléfono penetrantes.

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